A lo largo de estos años, he tenido el honor de participar en numerosos eventos nacionales e internacionales, llevando conmigo la palabra, la memoria y la espiritualidad viva del pueblo Asháninka. Como impirita Samani, mi caminar se ha tejido en encuentros interculturales, espacios de diálogo, foros sobre derechos indígenas, ceremonias, talleres de arte, y presentaciones en centros culturales y territorios sagrados.

Cada participación ha sido una oportunidad para compartir la cosmovisión amazónica, visibilizar nuestras luchas y celebrar la fuerza espiritual que habita en nuestros cantos, símbolos, saberes medicinales y formas de vida ancestrales. He llevado la voz de mi pueblo con respeto, como un acto de amor, resistencia y responsabilidad, construyendo puentes entre culturas y defendiendo el valor sagrado de nuestros territorios.

Mi presencia en estos espacios no es individual: represento una memoria colectiva, una historia viva que se niega al olvido. Cada paso ha sido una siembra, una palabra tejida en comunidad y un llamado a proteger la vida en todas sus formas.